Pascual Pérez mejor que su hermano Mélido
En la década de los 80 e inicios de los 90, cuando aun no explotaba el gran pelotón de peloteros dominicanos en el béisbol de las Grandes Ligas, dos hermanos representaban desde el montículo a sus respectivos equipos.
Esos eran los hermanos Pascual y Mélido Pérez, los peculiares lanzadores quisqueyanos que compartieron haber lanzado ambos para los Yanquis de Nueva York.
En el caso de Pascual, mejor conocido como Cutá, fue un lanzador carismático que comenzó su carrera con los Piratas de Pittsburgh en la temporada de 1980.
Durante once temporadas en la Gran Carpa, el mayor de los Pérez demostró fiereza en el montículo y una carisma interesante al momento de enfrentar a sus rivales.
Sus mejores años en las mayores los disfrutó entre los Bravos de Atlanta (1982-85) y los Expos de Montreal (1987-1989).
Con los Bravos, Pérez tuvo temporadas de 15 y 14 victorias, en el ‘83 y ‘84, respectivamente, años en los que tambièn abanicó 144 y 145 rivales, con una efectividad de 3.43 y 3.74, respectivamente.
En Montreal, tuvo un 1987 de 7-0 y 2.30 de efectivdad, y un 1988 de 12-8 y 2.44 de efectividad, con 131 ponches en el último de los dos años mencionados.
Sus problemas de adicción a las drogas afectaron, sin lugar a dudas, la que pudo haber sido una mejor carrera y que terminó luego de dos años con los Yanquis a inicios de los 90. Su foja final fue de 67-68 y 3.44 de efectividad.
Cutá murió asesinado en su hogar en República Dominicana en el 2012 a los 55 años de edad.
Su hermano Mélido fue mucho mejor ponchador que Pascual, logrando los 200 ponches en su primera temporada con los Yanquis, en 1992, cuando abanicó 218 y tuvo foja de 13-16 y 2.87 de efectividad.
En nueve campañas en las mayores, abanicó 1,092 contrarios y tuvo 78 victorias contra 85 derrotas.
Su mejor temporada en las mayores, además de la del 92, fue la de 1988, con los Medias Blancas de Chicago, cuando reistró foja de 12-10 y 3.79 de efectividad.
En cuatro ocasiones pasó de los 10 triunfos, siendo su mayor total 13, alcanzado dos veces, una con los Medias Blancas y otra con los Yanquis.
Su paso por las mayores fue más corto que el de su hermano mayor, pero en sentido general fueron carreras muy similares.
Sin embargo, al comparar a ambos lanzadores podemos concluir en que Pascual fue el mejor de los dos, por el dominio que mostró en el montículo, el cual fue mayor que el de su hermano menor.
Por Dionisio Soldevila
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