El Quisqueyano Adrián Salcedo tendrá otra oportunidad en MLB

SANTO DOMINGO. El año que podría representar el despegue en la carrera de Adrian Salcedo se convirtió en el de sus mayores pesadillas como pelotero y ser humano. Este lanzador derecho mocano llegó al campo de entrenamientos de los Mellizos con invitación fuera de roster, y su desempeño le auguraba terminar en el equipo grande, al menos en septiembre.

Sin embargo, Salcedo arrojó positivo el 29 de abril por consumir la sustancia Heptaminol, y se le aplicó una suspensión de 80 partidos. Una vez cumplida se integró al equipo el 31 de julio fue promovido a Triple A, pero cuando terminó la campaña, el primero de septiembre fue informado de una segunda falla en el laboratorio por la misma sustancia, y amonestado con 100 partidos.

Salcedo, quien tiene foja de 2-1 y 2.11 en 21 entradas para los Gigantes del Cibao, sostiene que el medicamento en el que se le detectó la sustancia figura entre los permitidos por la Major League Baseball, y quiere que su caso sea revisado.

Los Mellizos lo dejaron libre, pero Yanquis y Dodgers mostraron gran interés por él, y esta semana cerró un contrato de liga menor con los Esquivadores, a pesar de que tendrá que cumplir 92 partidos de suspensión antes de unirse al equipo. Una tercera suspensión representaría su expulsión del béisbol organizado de los Estados Unidos.

“La semana pasada me volvieron a hacer el doping, me han hecho otros después de la primera suspensión, después de la segunda también. Cuando tuve la entrevista con ellos (MLB) querían que yo alegara que usé algo que no usé, dizque me iban a rebajar más juegos y eso, se lo dije a mi abogado, y yo no puedo admitir algo que no usé”, dijo Salcedo, firmado en 2007 por Minnesota a razón de US$45 mil.

“Estoy claro de lo que estaba tomando, y no sé de dónde proviene eso, no sé si mi cuerpo lo está generando. Yo mismo voy a hacerme análisis con otro doctor, porque si ya me suspenden por tercera vez perdería mi carrera, y es algo que no quiero perder”, explicó el derecho de 24 años.

Por Nathanael Pérez Neró 

NPerez@diariolibre.com