Big Papi, mi compadre, ¡váyase en paz!
Cuando David Ortiz anunció en noviembre pasado que la del 2016 sería su última temporada como jugador de béisbol dejó en claro que se va porque ya no puede aguantar el dolor de sus estropeados talones y no porque dudara de su capacidad para seguir bateando pelotas durante un par de años más.
Ortiz anunció su decisión el día de su cumpleaños 40 y un mes después de que finalizó la temporada con 37 jonrones, 37 dobles y 108 carreras impulsadas y logró ingresar al club de los bateadores con 500 cuadrangulares en las ligas mayores.
Estaba claro que la decisión no tenía nada que ver con el desempeño en el campo, pero sí con la calidad de vida que quería vivir luego de su carrera.
Después de todo ¿de qué vale acumular fama y fortuna y no poder disfrutar ninguna de las dos por estar postrado en una silla de ruedas o una cama de hospital?
"Me siento feliz por haber decidido mi partida en mis propios términos. Quiero que me recuerden como alguien que se fue cuando aún podía hacerlo bien en el terreno", dijo Ortiz a ESPNdeportes.com ese inolvidable 18 de noviembre. "Me voy a preparar como todos los años para tratar de ayudar a Boston a ganar otro campeonato, pero luego de eso, comenzaré a pensar en hacer otras cosas", agregó.
Y entonces, cuando "Big Papi" está haciendo exactamente lo que prometió y lo que ha hecho por los últimos 20 años -- desmoralizar lanzadores con enormes y dramáticos batazos -- surgen dos espontáneos movimientos, uno internacional y el otro local en República Dominicana, solicitando a Ortiz que reconsidere el retiro y que de mantenerlo, lo rompa para participar en el Clásico Mundial de Béisbol del 2017.
Incluso #NoteretiresDavid y #PapiPalClásico son dos etiquetas populares en las redes sociales.
Exceptuando a los leales e incondicionales miembros de la "Nación Medias Rojas", que han apoyado a Ortiz en las buenas y las malas por la mayor parte de los últimos 14 años -- un par de abucheos ocasionales no deberían impactar el récord general de los aficionados en Fenway Park --, la mayoría de esos que piden al bateador designado de Boston que siga jugando son los mismos que asombrosamente querían retirarlo en los primeros meses de la temporada del 2009 (¡hace siete años!) y los mismos que inundarán los programas de radio para exigir la cancelación inmediata del tipo si no está compitiendo por la triple corona del bateo en las primeras dos semanas de la próxima temporada.
Mucha gente lo ha olvidado (recuerden esto: "el malagradecido no tiene memoria") pero en el 2009, Ortiz bateó su primer jonrón el 20 de mayo y no consiguió el segundo hasta el 6 de junio, lo que desató la campaña #FueraPapi nada y más y nada menos que, asombroso, en República Dominicana. Ortiz, como siempre ha hecho, se repuso pegando siete jonrones mensualmente para terminar el año con 28 vuelacercas y 99 carreras impulsadas.
Al menos dos veces más en las siguientes temporadas, Ortiz tuvo que sentarse a explicar que las malas rachas son normales, incluso para los mejores bateadores de la historia, entre los que se encuentra, y solicitar que le tuvieran paciencia.
Ahora que decidió marcharse bajo sus propios términos, el mejor bateador zurdo de la rica historia del béisbol quisqueyano debería ignorar los cantos de sirena que le recomiendan seguir.
Sin importar que consiga una triple corona o gane su primer premio de Jugador Más Valioso, Ortiz debe mantener su plan de marcharse justo después de que los Medias Rojas jueguen su último partido del 2016. El no necesita jugar en el Clásico Mundial -- programado para marzo, o sea, cinco meses después de su retiro -- para reconfirmar su dominicanidad.
Papi jugó en cinco ediciones de la Serie del Caribe, pese a que su equipo Leones del Escogido no fue el representante en esos años, y en las primeras dos versiones del Clásico Mundial.
Ortiz ya cumplió con su carrera, su familia y su país. Papi, "váyase en paz, mi compadre váyase en paz", como dice uno de los merengues más tradicionales de República Dominicana.
Por Enrique Rojas / ESPN Deportes
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