El porqué de la diferencia de salarios entre MLB y la Liga Japonesa (NPB)
Uno de nuestros seguidores nos comentó recientemente a través de su cuenta en Twitter su asombro por lo bajo del contrato del lanzador venezolano Gabriel García con los Gigantes de Yomiuri, que es por sólo 84 mil dólares por temporada.
Poco después, concluyó que entonces en Japón no se ven los súper contratos que se otorgan en las Grandes Ligas y preguntó si la razón de ello es la falta de proyección de su liga a nivel internacional.
Su pregunta no sólo es válida sino también muy interesante, razón por la cual analizaremos el tema con detalle en nuestra columna de hoy.
Lo primero que hay que aclarar es que, obviamente, ninguna liga de béisbol del mundo está en capacidad de competir en términos financieros con MLB, ni si quiera el circuito de un país tan poderoso económicamente como Japón.
La NPB está en capacidad de pagarle hasta 6 millones de dólares por campaña a sus mejores peloteros, cifra que resulta bastante respetable, pero al mismo tiempo el 30 por ciento de sus juegadores poseen salarios inferiores a los 100 mil dólares por año.
En comparación, MLB paga casi 35 millones de dólares anuales a su mejor jugador y además impone un salario mínimo de 500 mil dólares a sus peloteros.
¿Por qué existe una diferencia tan grande entre ambos circuitos? Las razones son varias y tienen que ver tanto con las ventajas con las que trabaja MLB en los Estados Unidos como con las limitaciones con las que opera la NPB en Japón.
La diferencia fundamental entre ambas ligas es su objetivo final. MLB es un negocio y su meta no es otra que producir la mayor cantidad de dinero posible a cambio de brindarle un gran espectáculo a sus fanáticos.
La NPB, por el contrario, es un medio publicitario. Su principal objetivo no es producir dinero ni alcanzar un alto nivel de excelencia deportiva, sino promocionar la imagen de las empresas que patrocinan la liga.
Esa es la razón por la cual sus equipos llevan los nombres de sus compañías y no de sus ciudades. Los Gigantes de Yomiuri no juegan en la ciudad de “Yomiuri”. Yomiuri es el nombre de la compañía que es dueña del equipo. Así mismo, los Tigres de Hanshin no juegan en la ciudad de “Hanshin”, sino que hacen referencia a la compañía de trenes de pasajeros Hanshin, que es dueña de la divisa.
Como consecuecia, MLB invierte su dinero con la meta de generar más ganancias y busca expandir su negocio tanto como pueda, tanto a nivel nacional como internacional. La NPB, en cambio, se enfoca sólo en su mercado local y rara vez toma riesgos fuera de éste, porque sabe que su subsistencia no depende de sus resultados operativos sino de la generosidad de las compañías que la subsidian.
Con la excepción de los Halcones de SoftBank, que trabajan con el dinero que ellos mismos producen, el resto de los conjuntos japoneses funciona con el presupuesto que recibe de su compañía matriz, que será mayor o menor de acuerdo a la posición financiera de la misma en ese momento y que, pase lo que pase, siempre llegará.
Es por eso que a la hora de pagarle a sus mejores jugadores se atreven a ofrecer buenos salarios, pero siempre dentro de un límite preestablecido. Si el precio resulta demasiado alto, entonces no hay trato.
El gran progreso de MLB se ha hecho posible no sólo gracias a su ambición y su buena administración como organismo, sino también a varios factores locales que benefician mucho su funcionamiento.
La economía de los Estados Unidos no sólo es muy sólida sino que su mercado (323 millones de personas) es también uno de los más grandes del mundo. Adicionalmente, su liga representa un monopolio que puede trabajar con total libertad, que sólo obedece a sus propias reglas y que, además, tiene el poder de obligar a sus ciudades a que le construya sus estadios con los impuestos de sus habitantes sin que ésta deba invertir un solo centavo.
Japón posee una de las mejores economías del planeta, pero su mercado es considerablemente más pequeño (127 millones de personas), su liga no posee un objetivo de trabajo claro y todos sus equipos deben alquilar los estadios en los que juegan, por lo general en condiciones muy desfavorables.
Por citar un ejemplo, las Estrellas de DeNA no sólo deben pagarle alquiler al Estadio de Yokohama, sino que además deben compartir con éste una buena parte de sus ingresos por taquilla, ventas de comidas, bebidas y productos del equipo y también por la venta de los espacios publicitarios dentro del parque.
El hecho de que MLB no impone un límite de extranjeros a sus equipos también marca una gran diferencia. Eso no sólo les permite a éstos contratar a los mejores jugadores que estén disponibles en el mercado internacional sino que también hace que su producto sea más atractivo a ese nivel y eso, a su vez, genera mayores ganancias en términos de ventas de derechos televisivos y productos de sus clubes.
La NPB, por imponerse a sí misma un límite de importados, básicamente le cierra las puertas al crecimiento, ya que no sólo resulta menos atractiva para el público internacional sino que también limita mucho la capacidad de sus conjuntos de mejorar sus nóminas debido a la escasez de buenos peloteros en su modesto mercado local.
Por si eso fuera poco, el contrato estándar que firman los jugadores japoneses con sus equipos les otorga a éstos la libertad de ajustar sus salarios cada año de acuerdo a su rendimiento. Si les fue bien, los pueden premiar con un aumento de sueldo, pero si no, se los dejan como está o incluso se los pueden bajar.
Resulta casi un milagro que la NPB haya alcanzado un nivel de calidad tan alto como el que tiene hoy día y que esté en capacidad de pagar salarios tan generosos (6 millones de dólares al año es un buen sueldo, incluso en las mayores) con todas las limitaciones que tiene para funcionar. No obstate, ahí está y es, después de MLB, la mejor liga del mundo, en todos sus aspectos.
En relación a la inquietud de nuestro seguidor con respecto al contrato del venezolano Gabriel García con Yomiuri, su bajo salario tiene una explicación muy sencilla.
García está llegando al club procedente de una liga independiente japonesa, que tiene un estatus inferior a las ligas menores de la NPB. No tiene experiencia en las Grandes Ligas y, en principio, luce como una apuesta a largo plazo.
El club parece haberlo firmado con la intención de colocarlo en su programa de desarrollo de jugadores y cultivarlo para el futuro, tal como lo está haciendo con los cubanos José Adolis García y Héctor Mendoza y el dominicano Abner Abreu.
Peloteros de este tipo suelen ser los que menos dinero ganan en Japón, debido a que su club no planea, de entrada, utilizarlos al máximo nivel de la liga. Por ejemplo, el infielder de 19 años de los Carpas de Hiroshima Riku Aoki, que fue elegido en la sexta ronda del draft de 2015, ganará este año el salario más bajo de la NPB, 39 mil dólares, por esa misma razón.
Sin embargo, los medios japoneses reportan que Yomiuri planea hacer debutar a García, como abridor, en el juego de este viernes 17 de junio ante los Marinos de Lotte, por lo que al final desconocemos por completo el plan que tiene el club para el zurdo criollo.
El equipo tiene 11 extranjeros en su nómina y sólo puede colocar a 4 de ellos en su roster activo. José Adolis García y Héctor Mendoza, dos de los mejores prospectos cubanos de la actualidad, parecían tener mejores posibilidades de ver acción que en la máxima categoría que el venezolano pero éste ya parece haberles ganado la partida.
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