Cómo Barry Bonds ha ayudado a Giancarlo Stanton a recuperar su swing
DETROIT - Lo que uno ve cuando el jardinero de los Marlins de Miami Giancarlo Stanton se para en el plato es un corpulento jugador de 6 pies y 6 pulgadas de estatura y 245 libras de peso, bendecido con una combinación de poder, velocidad y forma física que hace salivar a los cazatalentos. Sus atributos naturales solo son fortificados por el trabajo insaciable que le ha permitido al toletero de 26 años emerger como uno de los mejores talentos jóvenes en el deporte - y que le permitió conseguir un histórico contrato de 13 años y $325 millones en el 2014.
Pero a pesar de todos los talentos y dones naturales de Stanton, él no está inmune a los problemas, y los mismos nunca fueron más aparentes que durante una prologada racha en los primeros meses de la temporada. Del 1 de mayo al 7 de junio - un periodo de 27 juegos, Stanton bateó para .149 (14-en-94), la peor marca entre bateadores calificados en las mayores durante ese periodo, de acuerdo con ESPN Datos.
Fue durante ese periodo que se acercó a alguien en su propio dugout para buscar consejo -- Barry Bonds. ¿Quién mejor que el líder de cuadrangulares de todos los tiempos, en su primera temporada como coach de bateo de los Marlins?
"Él es como un técnico; él se va a poner tan técnico como necesites para que lo entiendas", le dijo Stanton a ESPN.com. "Yo quiero sacarle cada gota posible de conocimiento, y quiero llegar tan lejos como yo pueda".
Bonds también se echó a reir cuando se le preguntó por su modo de "enseñanza técnica", y como eso es recibido en un camerino que tiene un abanico de estilos y personalidades diferentes.
"Yo solo lo miro de esta forma: lo puedes mirar bien, o lo puedes mirar mal", dijo Bonds. "Esa es su elección. Esa es la conclusión".
Esa elección fue fácil para Stanton, y es una que ya le está rindiendo beneficios.
Stanton ofreció la Prueba A para demostrar que ya logró dejar atrás su prolongada mala racha: Fue un slider a 86 mph que envió a 441 pies del plato por el jardín central en la segunda entrada de la derrota del martes ante los Tigres de Detroit. Fue una línea con un ángulo de lanzamiento de 17 grados que salió disparada de su bate a 115 mph.
De acuerdo con ESPN Datos, esos son cerca de 10 grados más bajo (26.1) y cinco millas por hora más rápida (110 mph) que el cuadrangular promedio de 440 pies o más que los jugadores de Grandes Ligas han conectado esta temporada.
El receptor de los Tigres Jarrod Saltalamacchia solo sacudió su cabeza cuando recordó el hit a la mañana siguiente. Ese es el tipo de proeza que solía ver cada día cuando era compañero de Stanton en Miami.
"Y ese ni siquiera fue uno de los más impresionantes", le dijo Saltalamacchia a ESPN.com. "Él es tan fuerte y tan grande. Desearía tener eso. Yo nunca he halado la pelota. Solo tendría que hacer contaccto y batearía más jonrones".
Stanton está mostrando ahora señales tangibles de estar saliendo de la mala racha, y los Tigres están aprendiendo de mala forma que su bate se está calentando. Desde el 8 de junio, Stanton batea .261 con 3 jonrones y 14 RBI.
"Es bueno verlo batear de nuevo", dijo el manager de los Marlins Don Mattingly, uno de los bateadores más prolíficos de su generación, luego del juego del pasado martes. "Obviamente, él ha estado haciendo mejores swings ahora y parece que el tipo de swing que le vimos temprano en el año ha quedado atrás".
Stanton está emocionado sobre el hecho de tener respuestas a sus problemas de los primeros meses luego de haber intentado saber exactamente lo que estaba haciendo mal. La gente tiende a olvidar que incluso los bates más grandes en la liga pueden dormirse de vez en cuando. Y no es fácil entender las razones. Pero, para la segunda semana de junio, Stanton comenzó a lograr algo de claridad sobre su swing. Sin embargo, hacer esos ajustes toma tiempo, y no siempre se logra una transición sin problemas.
"Yo diría que alrededor del viaje a la Costa Oeste fue que comencé a comprender lo que estaba haciendo mal", dijo Stanton. "Entonces yo tuve que refinarlo porque la memoria del músculo, incluso si es algo negative, se va a quedar contigo. Por eso es que uno tiene que practicar, que tratar de dominarlo, a pesar de que no sea la mejor forma de hacerlo. Uno tiene que seguirlo intentando y salir a jugar cada noche. Ese es el mayor contratiempo".
Stanton no es el único que está intentando mantener un acto de malabarismo; Bonds está haciendo lo mismo mientras aprende a manejar sus nuevas responsabilidades como coach luego de jugar por más de dos décadas en las mayores. Sin embargo, se está divirtiendo, y disfruta el trajín diario de haber vuelto al deporte. Y lo que más disfruta es trabajar con chicos jóvenes como Stanton.
"Él está en esa posición en la que tiene el potencial de ser un mejor bateador de cuadrangulares - su poder natural, su habilidad natural... eso es lo que me gusta", dijo Bonds. "Él puede ser el [Miguel] Cabrera de los jóvenes ahora. Me gusta eso. Bryce Harper y todos esos chicos. Son algo divertido de ver. Eso es lo que me gusta ver en todos esos chicos. Uno se ve reflejado en ellos. Uno piensa, mirando hacia atrás, como que, wow, recuerdo esos días. Él está aprendiendo y mirando a todo ese talento. Él es rápido, puede mover bien el bateo, tiene poder, tiene tantas cosas buenas que uno puede mirar, algo que es bueno, porque eso es lo que me gusta recordar".
Stanton dijo que Bonds y él se enfrascaron en largas conversaciones durante esa mala racha - más técnicas que filosóficas - y que solían incluir a todo el mundo en el camerino mientras ambos trataban de hacer las cosas bien.
"Era mucho sobre la mecánica. No sobre su cabeza", dijo Bonds, negando la sugerencia. "Él tiene mucha confianza. Es una persona con mucha confianza. Era solamente la cuestión de la mecánica y que pudiera hacer los ajustes".
Pero debido al estatus de estrella de Stanton, su historial de producción y el peso detrás de su gran contrato, sus problemas en el arranque de la temporada fueron escrutados desde prácticamente todos los ángulos.
Su promedio de bateo ante derechos (.223) y zurdos (.245) ha caído significativamente respecto a sus promedios de por vida (.261 vs. derechos; .286 vs. zurdos).
Algunos tenían la teoría de que él tenía un punto ciego que causaba que se le perdiera la pelota a medida que la misma se acercaba al plato. Otros sentían que quizás había un componente psicológico en su mala racha, derivado de su lamentable pelotazo en la cara, con el que sufrió varias fracturas en el rostro, daño dental y una laceración facial en septiembre de 2014 ante Mike Fiers de Milwaukee.
Stanton negó que la lesión en su cabeza ("Me quedan muchos años en la liga; si voy a preocuparme por eso, por un año, o incluso por un mes, no me va a ir bien", dijo) pero admitió que sí llegó a sentir que inicialmente los lanzadores lo estaban atacando de forma diferente, potencialmente intentando explotar cualquier miedo de ser golpeado nuevamente.
"Yo note que ellos estaban tratando de lanzar alto y pegado cuando acercaba mi rostro", dijo Stanton. "En la primera parte de esta reciente mala racha, los lanzadores venian altos y pegados, y solo porque yo estaba jugando tan mal, ellos comenzaron a pensar que esa era la razón para que los contrarios tuvieran éxito ante mí".
Pero, como él mismo lo explicó, la lesión en su mano la temporada pasada - una fractura en un hueso de la mano izquierda - fue mucho más difícil de recuperar. Los médicos le dijeron que sufrió del peor sangrado y la peor hinchazón que ellos habían visto jamás. Los tendones de sus dedos estaban completamente malogrados. Le tomó un largo tiempo recobrar su agarre. Lo que comenzó en junio con una lesión de cuatro semanas terminó extendiéndose hasta diciembre.
"En ese sentido yo caí en el cinco por ciento que sale mal", dijo Stanton.
Stanton no niega que la desafortunada racha de lesiones ha tenido su impacto en él en las últimas temporadas, pero tampoco va a utilizar eso como excusa por su mala racha. Y ahora que está logrando dejarla atrás, no tiene mucho interés en lamentarse por ello.
Lo que sí dirá es que la mala racha sufrida este año le ha ayudado a tener un nuevo aprecio por su coach de bateo y le ha ayudado a forjar una relación fuerte con él. Stanton no es exactamente el tipo de jugador que suele impresionarse con las estrellas, pero sabe que la novedad es real. Amigos y familiares le preguntan cómo es Bonds. Algunas veces ellos no esperan la respuesta que él les da.
¿Qué le sorprende a la gente?
"Yo diría lo mucho que le importamos", dijo Stanton. "'Él tiene esta imagen, o comoquiera que lo llamen, de ser indiferente o como sea que la gente lo quiera catalogar, pero a él le importa mucho su equipo. Una vez llega a conocerte y te ayuda, él quiere que tú seas el mejor".
Bonds desecha por completo la noción de algunas personas de que los mejores atletas en cualquier deporte fallan en ocasiones en ser entrenadores porque tienen una comprensión diferente del juego. Pero él piensa que eso es "increíblemente falso". Él siente que tiene mucho que enseñar.
Él no espera que Stanton se convierta en un Barry Bonds 2.0. Pero él estará feliz si simplemente él lo puede ayudar a ser mejor.
"Yo no espero que un jugador termine siendo como yo", dijo. "Yo espero que ellos sean ellos mismos. Y que sean lo mejor que puedan ser. Y si sucede que termina siendo mejor que yo... Dios los bendiga. Eso es lo que uno hace como coach. Uno quiere que ellos sean lo mejor que puedan ser. Y si terminan siendo mejores que yo, grandioso. No tengo problemas con eso".
Por Katie Strang, Escritora de ESPN
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