#MLB: Una idea absurda de Rob Manfred para acelerar los juegos
En su afán de acelerar el ritmo de los partidos, ahora resulta que al comisionado de las Grandes Ligas, Rob Manfred, se le ha ocurrido la posibilidad de restringir el uso de los lanzadores de relevo.
Así lo hizo saber durante su participación el jueves en el programa de ESPN Mike & Mike, donde se le presentaron nueve sugerencias de parte de los fanáticos para mejorar el béisbol.
Manfred reconoció que llevaba tiempo dándole vueltas a esa idea, por el tiempo que conlleva cada cambio de lanzadores en medio de un inning.
¿Cómo puede ocurrírsele semejante disparate al hombre que rige los destinos del mejor béisbol del mundo?
A ver, vamos por partes, como diría Jack el Destripador.
¿Será acaso que Manfred pretende limitar a los managers a usar, digamos, un relevista por inning?
Pongamos ejemplos para demostrar cuán absurda es esta idea.
Un equipo está en las postrimerías de un juego que puede definir su clasificación a los playoffs y cuenta con buenos apagafuegos, tanto zurdos, como derechos.
Uno de los relevistas derechos abrió, digamos, el octavo inning, pero el conjunto contrario ha iniciado una rebelión y amenaza con empatar las acciones.
Vienen en turno, imaginemos, Bryce Harper y Daniel Murphy y usted como manager tiene en el bullpen a un especialista en lanzarle a los zurdos.
¿No puede traerlo porque excede la cifra de lanzadores relevistas por inning?
¿O qué tal que ese zurdo retira a Harper y Murphy para los outs uno y dos del episodio, pero luego viene un bateador derecho?
¿No puede traer a un pitcher derecho para sacar ese tercer out?
Por favor, señor Manfred, ¿acaso no se ha enterado de que es en los innings finales, cuando se le echa mano al bullpen, cuando más entra a jugar la estrategia de los dirigentes?
Si un relevista viene mal, ¿hay que permitir que le caigan a palos hasta que termine el episodio y no sustituirlo?
Manfred lleva desde 1987 ligado al béisbol, pero a su parte legal, como negociador de los convenios laborales colectivos, o involucrado activamente en las conversaciones con el sindicato de jugadores que dieron forma a la política antidopaje en las Grandes Ligas.
Así fue subiendo dentro de la estructura gerencial de la MLB a la sombra de su predecesor, Bud Selig, hasta llegar a ocupar la máxima jerarquía.
Pero eso no lo hace un conocedor de la esencia del deporte, algo de lo que debía al menos informarse un poquito más.
Es cierto que se necesita acelerar el ritmo de los juegos, que este año anda por tres horas y cuatro minutos de duración como promedio por cada partido.
Esos son 15 minutos más que hace diez años, cuando un juego duraba una media de dos horas y 49 minutos.
Pero limitar el uso de los relevistas NO es la solución.
Hay otras variantes, como acortar el tiempo entre innings. Pero esta opción está muy ligada a la televisión, pues ello implicaría menos tiempo de comerciales y por ende, menos ingresos, algo que no estoy seguro de que Manfred quiera considerar siquiera.
Otra es limitar el tiempo que se toman los umpires en analizar y decidir una apelación en video.
A veces los árbitros y el centro de videos en Nueva York se pasan hasta cinco minutos en decidir si mantener o revertir una jugada, incluso alguna que es evidente a la primera vista en cámara lenta.
Acelerar ese proceso ayudaría mucho a mejorar también el ritmo de los partidos.
Podría también limitarse el número de conferencias entre lanzadores y receptores, que sí son excesivas, a veces hasta tres en un solo turno al bate.
En ocasiones, pitcher y cátcher no entienden bien las señas y varias veces el enmascarado se levanta detrás del home y se acerca al montículo para aclarar el malentendido.
Y está también el conceder con una simple orden las bases por bolas intencionales, sin necesidad de hacer los cuatro pitcheos, tal como se hace en los torneos populares de softbol, aunque eso no representaría una ganancia significativa de tiempo, pues los pasaportes gratis no se regalan en todos los juegos.
Variantes hay. Sólo hay que analizar y aplicar aquellas que ayuden sin afectar la esencia de un deporte rico en tácticas y estrategias.
Pero al paso que vamos, si por el comisionado Manfred fuera, el béisbol de Grandes Ligas terminará jugándose en consolas de PlayStation o Nintendo.
Por Jorge Morejón / ESPN Deportes
Post a Comment