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Una oda a los boletos intencionales en el béisbol

Algún día, un emprendedor escritor de béisbol publicará un nuevo libro, "Grandes Momentos en la Historia del Boleto Intencional''. Será un trabajo relativamente corto, similar a "La Guía de Etiqueta en el Béisbol de Yordano Ventura'' o "Los Grandes Héroes del Béisbol en Islandia''.

La gente que disfruta sus partidos de béisbol a un ritmo más rápido habla del pasaporte intencional como quizás el interludio más inútil en el deporte. Para ellos, es más aburrido que una visita al Departamento de Vehículos de Motor, y el poco tiempo que el lanzador y el receptor pasan jugando a las atrapadas para otorgar un boleto intencional no es lo suficientemente largo como para acomodar un viaje al baño o a comprar algo de comida. Así que, ¿cuál es el punto de seguirlo haciendo?

Ese pensamiento ayuda a explicar por qué las Grandes Ligas están a punto de eliminar dicha rutina. Como reportó recientemente Jayson Stark de ESPN.com, el comité de competencias de MLB ha discutido un paquete de cambios para reducir algo de tiempo muerto y ayudar a acelerar el ritmo de los partidos. Uno de los cambios propuestos es llevar al bateador hasta la primera base con un boleto intencional sin el formalismo de que el lanzador tenga que hacer cuatro lanzamientos malos.

"Francamente, yo estoy a favor del boleto automático'', dijo el gerente de los Marineros Jerry Dipoto en un correo electrónico. "Soy un fanático de la historia del béisbol y como resultado de ello tiendo a inclinarme más hacia la tradición. Dicho esto, como industria realmente necesitamos encontrar maneras sutiles de crear un ritmo más rápido si queremos seguir siendo relevantes para la siguiente generación de fanáticos''.

El veterano manager de Grands Ligas Jim Leyland, quien ahora es asistente especial con los Tigres de Detroit, está de acuerdo con eso.

"Estoy a favor de eso'', dijo Leyland. "Levantas cuatro dedos y le dices al tipo que se vaya a la primera base. Una vez cada luna azul se le escapa una al receptor, pero me gustaría que se pusiera esto en vigor. Hay que acelerar el ritmo de los partidos. Para mí, es algo que no hay que pensar mucho''.

Algo de matemática básica ayuda a enmarcar el debate. El boleto intencional promedio toma entre 45 segundos a un minuto para completarse. Los equipos en MLB suelen dar entre 900 y 1,000 boletos intencionales por temporada, lo que se traduce a un promedio de 16 a 17 horas que se invierten en que los lanzadores y receptores jueguen a las atrapadas. La temporada promedio en MLB incluye cerca de 7,300 horas de tiempo de juego, así que MLB estaría acortando la temporada en cerca de un 0.002 por ciento con un cambio en las reglas.

¿Acaso los que toman las decisiones en el béisbol están tan decididos en exprimir minutos y segundos valiosos que harán que la rareza se vuelva obsoleta?

El teatro de lo absurdo

Olvídense de los ciclos y los juegos sin hits - eventos que se celebran cada vez que ocurren pero que han ocurrido 250-300 veces cada uno desde el inicio de la era moderna en 1900. Durante ese mismo periodo de 116 años, el boleto intencional convertido en hit ha ocurrido ligeramente más veces que el ver a Randy Johnson desaparecer un pájaro con un lanzamiento, o ver a Adam Wainwright casi golpear un pájaro con un pitcheo.

"Yo no quiero perder esos momentos en el que uno dice, 'Nunca había visto algo como eso''', dijo el narrador de los Filis y ex lanzador de Grandes Ligas Larry Andersen. "Si eliminas el proceso del boleto intencional, hay posibilidades de que pierdas uno de esos episodios que 'nunca has visto en tu vida'. Eso es parte de lo que hace grandioso el béisbol. De acuerdo, son pocos y muy esporádicos. Pero hacen que el juego sea un poco más entretenido''.

En un artículo publicado en 2011 por la Sociedad Americana de Investigación en el Béisbol, el historiador Bill Deane recopiló 11 instancias en las que un bateador le hizo swing a un pitcheo durante un boleto intencional y puso la pelota en juego. Ty Cobb, Willie Mays y Pete Rose están entre los miembros de ese club exclusivo.

Al igual que cuando las ardillas salen a corretear por un terreno de béisbol, los boletos intencionales malogrados aparecen de vez en cuando, y cuando salen le añaden un toque de intriga o de alegría a los partidos.

* En el Juego 3 de la Serie Mundial de 1972, con el conteo lleno ante Johnny Bench, el manager de Oakland Dick Williams visitó el montículo y montó un espectáculo al indicarle al relevista Rollie Fingers que procediera con el boleto intencional. Bench, arropado por un sentido de falsa seguridad, se mantuvo inmóvil mientras el receptor de los Atléticos Gene Tenace se colocó detrás del plato y atrapó una recta en la esquina de afuera del plato para el tercer strike. Años más tarde, Bench le dijo a Fingers que ese incidente había sido el momento más embarazoso de su vida.

* Al receptor Tony Peña, veterano de 18 temporadas en Grandes Ligas, le encantaba engañar a los bateadores al pararse fuera de la caja de bateo, y luego agacharse y atrapar el tercer strike antes de que el bateador, que no sospechaba nada, supiera lo que le había pasado. El receptor de los Gigantes de San Francisco Brian Johnson cayó víctima de ese engaño durante la temporada de 1997 con el relevista de Houston John Hudek en el montículo.

"Que tonto fuí'', dijo Johnson, quien ahora es cazatalentos con los Gigantes, mediante mensaje de texto. "Oh, bueno. Supongo que caí en uno de los trucos más viejos en el deporte'''.

Johnson se tranquilizó un poco cuando se le dijo que Peña también engañó a Chili Davis y a John Olerud con dicha treta.

"¡Perfecto!'', dijo. "Ya me siento mejor''.

* Terry Francona logró la distinción de ser uno de los pocos (y cuidado si no el único) jugadores en ser expulsados de un partido mientras recibía un boleto intencional.

Francona jugaba para los Cerveceros en 1989 cuando conectó una línea que claramente el jardinero de los Dante Bichette no pudo atrapar, pero que el árbitro Ken Kaiser declaró por error que sí la había atrapado.

La atmósfera seguía tensa varias semanas después cuando Kaiser estaba laborando detrás del plato durante un partido Milwaukee-Baltimore. Mientras el lanzador Bob Milacki trabajaba un boleto intencional a Francona, según se alega Kaiser afirmó, "¿Puedes creer que ellos te estén dando un boleto intencional?''

Francona respondió: "Sí no fueras tan gordo, no habrías fallado esa decisión''.

No hay que decirlo, Francona no tuvo oportunidad de llegar a la primera base.

*Miguel Cabrera ha sido un 10 veces Todos Estrellas y ha ganado dos premios JMV, pero su secuencia más novel en su carrera digna del Salón de la Gama nunca ameritará ser mencionada en su placa en Cooperstown.

Cabrera jugaba para los Marlins en 2006 cuando logró cazar un pitcheo que era parte de un boleto intencional de parte de Todd Williams de Baltimore y lo depositó en el jardín central para un sencillo remolcador de carrera.

En la cabina de transmisión, el ex lanzador y miembro del equipo de transmisión de los Orioles estaba estupefacto con lo ocurrido y dijo que ese tipo de jugadas solo ocurría en Pequeñas Ligas.

* En 2004, Barry Bonds recibió una increíble cantidad de 120 boletos intencionales. Los Gigantes respondieron creando un pollo de hule para venderlo en la tienda del equipo llamado "Walk'er'', y los fanáticos frustrados solían agitar el pollo en el aire cuando los contrarios se rehusaban a retar a Bonds.

Esta es otra tradición viejísima en el béisbol: Independientemente de las circunstancias, si un jugador local recibe un boleto intencional, la fanaticada local responde con un aluvión de abucheos.

"Me imagino que piensan que es una señal de cobardía'', dijo el narrador de los Cachorros de Chicago Jim Deshaies". 'No estás retando a nuestro chico y le quitas la oportunidad de producir'. Esa es una mentalidad de coliseo romano. Medio esperas a que arrastren al lanzador y que lo arrojen a los leones porque le dio boleto intencional a alguien''.

Para algunos, es una pesadilla de cuatro pitcheos

Un video de compilación, que dura 2 minutos y 47 segundos, en YouTube muestra varios desastres en los boletos intencionales. John Axford, Lance McCullers Jr., Chris Withrow, Steve Cishek y Kevin Jepsen están entre los lanzadores que tuvieron que esconder su cara ante la verguenza de fallar en la ejecución de una tarea tan rudimentaria.

Durante la segunda mitad de la carrera de Larry Andersen, esta fue su realidad.

Andersen, recordado por muchos como el chico que fue cambiado por Jeff Bagwell en 1990, hizo 699 apariciones en una carrera productiva de 17 años. Pero a medida que su carrera en las mayores llegaba a su final, Andersen sufrió de un caso crónico de frío olímpico al lanzar a la primera base y cuando intentaba dar boletos intencionales.

Viéndolo a la distancia, Andersen dice que él piensa que sus problemas comenzaron con un tiro aparentemente inocente cuando lanzaba para Houston en 1986. En un intento de atrapar a Johnny Ray de Pittsburgh en primera base, Andersen hizo un mal tiro y casi golpeó al coach de primera base de los Piratas (y buen amigo suyo) Tommy Sandt.


Las dudas comenzaron a asolar la mente de Andersen, y los boletos intencionales provocaban un sentimiento de temor. En la parte final de su carrera, Andersen lanzaba sliders en el 90 por ciento del tiempo, y se sentía descentrado lanzando la pelota al plato.

"Yo no conocía a nadie más que hiciera lanzamientos quebrados en boletos intencionales, pero yo habría lucido mejor si hubiese hecho eso'', dijo.

Andersen tocó fondo en un partido con un joven Craig Biggio detrás del plato. Según recuerda Andersen, él lanzó la pelota al plato con un arco parecido al que se usa en el sóftbol de pitcheo lento, y Biggio perdió el lanzamiento en las luces y se le acreditó un 'passed ball'.

"Los receptores que laboraban conmigo tenían que parecer una especie de portero'', dijo Andersen. "No había forma de saber dónde iba a terminar la pelota''.

Décadas más tarde, Andersen ha concebido lo que considera un compromiso justo en el debate sobre los boletos intencionales.

"¿Ustedes saben que existe una 'lista de cero vuelo' para gente que no puede volar?'', dijo Andersen. "Pues debería existir una lista de 'cero boletos intencionales' para lanzadores que no pueden tirar un boleto intencional. Cualquiera que lo haya hecho cinco veces sin problemas, no tienen que hacer los tiros. Para alguien como yo, ellos tendrían que forzar a hacerlo''.

¿Algo sádico? Quizás. Pero Andersen entra de lleno en el grupo que piensa que a "la miseria le encanta la compañía'' en este debate.

"Tengo que ser honesto - No me molesta ver a otros jugadores tener problemas con esto'', dijo. "Me hace sentir un poco mejor sobre mí mismo''.

Por Jerry Crasnick, Escritor Senior de ESPN

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