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#Opinión: Grandes fracasos latinos en la historia de la Liga Japonesa

La reciente decisión de los Gigantes de Yomiuri de dejar en libertad al cubano José Adolis García, considerado por muchos como el mejor prospecto de su país en la actualidad, nos hace recordar los grandes fracasos latinos que se han visto en la historia de la NPB.

En realidad, el 90 por ciento de los latinos que llegan a Japón fracasan en su intento de adaptarse y tener éxito en la liga, pero al mismo tiempo la mayoría de ellos lo hacen con más incertidumbre que expectativas, por lo que sus fracasos no llaman demasiado la atención.

Sin embargo, varios de ellos han llegado al circuito en medio de un gran furor mediático y de enormes expectativas que al final no han podido cumplir, tanto por culpa propia como por razones ajenas a su voluntad.

En el pasado, ya hemos dedicado esta columna a explicar las razones por las que los latinos no triunfan en Japón y también a mencionar a los ex grandeligas más famosos que han fracasado en su intento de adatarse a la NPB (los más recientes incluyen Jonny Gomes, Kevin Youkilis y Brad Penny).

No obstante, en este caso queremos hablar específicamente de intentos fallidos por parte de jugadores latinos, que es un tema que no habíamos abordado hasta ahora.

Antes de pasar a la lista de los peloteros hispanos que, en nuestra opinión, han sufrido los peores fracasos en la historia de la liga, mencionemos primero los números de García y hablemos de las razones por las que está siendo dejado en libertad.

Como ya mencionamos, José Adolis García está considerado por muchos como el mejor prospecto cubano de la actualidad y esa fue la razón por la cual Yomiuri lo firmó a finales de abril, pero lamentablemente las cosas no salieron como el club lo esperaba.

García sólo pudo ver acción en 4 juegos con el primer equipo y en ellos no pudo conectar ni un sólo hit. Lo único que logró hacer fue poncharse en 3 ocasiones. Para colmo, las cosas no cambiaron mucho en el conjunto filial, donde apenas bateó para .234, con 4 jonrones y 12 empujadas en 28 juegos.

Al momento de anunciar su decisión de dejarlo en libertad, el gerente general Tatsuyoshi Tsutsumi explicó que el club simplemente no le vio potencial para el futuro y que prefirió darle la oportunidad a otros prospectos japoneses que lucen más promisorios.

Por si eso fuera poco, los medios japoneses reportan que el jugador tuvo problemas adaptándose a la comida japonesa y que además el club no pudo proporcionarle la comida que a él le gustaba, por lo que éste mismo también estaba ansioso de romper su contrato e irse de Japón.

En resumen, su paso por la NPB terminó en fracaso, tal cual como ocurrió, y con mayor notoriedad, con los casos que mencionamos a contiuación.

Frederich Cepeda. El famoso y experimentado toletero cubano, que no sólo registró números de leyenda en su país sino también en diveros torneos internacionales, llegó a Japón en 2014 en medio de un furor mediático rara vez visto con jugadores extranjeros. El convenio entre la NPB y la Federación Cubana de Béisbol (FCB) le permitió jugar profesionalmente fuera de su país por primera vez en su carrera y por lo tanto las expectativas acerca de lo que pudiera hacer en Japón eran inmensas. Luego de irse de 3-1 con un sencillo y una empujada en su debut, éstas no hicieron sino crecer, pero a partir de su segundo partido comenzó un declive que no se detuvo sino hasta el final de la temporada. A pesar del debutar el 15 de mayo, sólo pudo disputar 52 juegos ese año, en los que registró 6 jonrones, 18 empujadas y un decepcionante promedio final de .194. Por alguna razón desconocida, el equipo le renovó su contrato por un año más, sólo para verlo registrar números aún peores. En 2015, sólo pudo ver acción en 20 juegos con el primer equipo, en los que empujó una carrera y no conectar hits. Su promedio final fue un inverosímil .000.

Yulieski Gourriel. El famoso y cotizado toletero cubano también llegó a Japón en 2014 a través del convenio entre la NPB y la FCB y, tal como ocurrió con Cepeda, lo hizo en medio de un furor mediático. Por ser más joven que éste, las expectativas acerca de lo que pudiera hacer en la liga eran aún mayores y hasta cierto punto cumplió con ellas. Bateó para .305, con 11 jonrones y 30 empujadas en 62 juegos, pero no sin una buena dósis de contratiempos. No sólo estuvo fuera de acción por un mes debido a una lesión, sino que además no pudo adaptarse a la comida japonesa y su club, Estrellas de DeNA, tuvo que conseguirle un chef cubano que le preparase 3 comidas diarias. Para colmo, se negó a viajar con el equipo en una ocasión citando miedo a volar, por lo que éste se vio obligado a arreglarle medios alternativos de transporte en más de una ocasión. A pesar de todo, el equipo lo renovó para 2015 por 3 millones de dólares y luego de aceptar el contrato, se negó a reportarse al club a finales de marzo bajo la excusa de estar lesionado y querer recuperarse en Cuba antes de viajar a Japón. Cuando DeNA le pidió pruebas de la lesión se negó a proveerlas y cuando lo invitó a viajar a Japón para ser evaluado allá, también se negó a ir, por lo que el conjunto, que lo calificó de inmaduro y lo acusó de no saber lo que es un contraro, decidió anular el acuerdo y despedirlo.

Juan Francisco. El toletero dominicano llegó a Japón en 2015 con 6 campañas de experiencia en las Grandes Ligas y rodeado de muchas expectativas acerca de lo que pudiera hacer en la NPB. Los Gigantes de Yomiuri lo firmaron a finales de abril por un año y 1,17 millones de dólares y lo hicieron debutar el 2 de mayo. La cosas lucieron aceptables en los dos primeros juegos, luego de sumar 2 imparables y un remolque, pero empeoraron tanto en los 3 encuentros siguientes que el club decidió bajarlo al conjunto filial sin saber que ahí terminaría su carrera en la liga. El caribeño cometió 3 errores cruciales que causaron que su equipo fuera barrido en una serie ante Hiroshima y la impresión que dejó en su manager fue tan negativa, que éste lo sacó temprano del tercer juego y lo mandó al equipo menor esa misma noche. Para colmo, una vez en el conjunto filial se lesionó y además de negó a reunirse con el manager cuando éste se lo pidió, por lo que él mismo selló su suerte y se quedó aislado en ese nivel hasta que fue dejado en libertad a finales de año.

Edgar González. El toletero mexicano llegó a Japón en 2010 en medio de enormes expectativas por ser el hermano mayor de Adrián González, el existoso slugger azteca que ve acción en las Grandes Ligas. Los Gigantes de Yomiuri, que todavía hoy buscan a un camarero extranjero de calidad que pueda jugar todos los días, lo vieron como el candidato ideal para cubrir ese puesto. Sus números finales no fueron malos (bateó para .263, con 12 jonrones y 44 empujadas en 100 juegos), pero su adaptación al equipo y la liga en general nunca se completó y por esa razón fue dejado en libertad a finales de año. Algunas fuentes afirman que tuvo problemas obedeciendo las órdenes que recibía del club y que eso lo colocó en una posición en la que no deseaba colaborar con nadie. A pesar de todo, el club lo volvió a firmar como un refuerzo de emergencia a mediados de 2012, quizás pensando que ya había aprendido la lección con su experiencia previa en la organización, pero lamentablemente ese no fue el caso. Apenas vio acción en 57 partidos, en los que bateó para .236, con 4 jonrones y 19 empujadas, antes de ser dejado otra vez en libertad a finales de campaña.

Vicente Padilla. El veterano lanzador nicaragüense de 14 temporadas de experiencia en las mayores fue firmado por los Halcones de SoftBank en 2013 por 2,9 millones de dólares, por lo que las expectativas acerca de lo que pudiera hacer en la NPB eran grandes. No obstante, el choque cultural, los problemas de comunicación con sus entrenadores, algunas lesiones y la presión de tener que arrojar buenos resultados de manera inmediata probaron ser demasiado para él. Sus números finales no fueron malos (registró un récord de 3-6, con una efectividad de 3.84 y 40 ponches en 16 juegos), pero su experiencia no fue la mejor y por eso el club decidió dejarlo en libertad a finales de año.

Edgardo Alfonzo. El caso del veterano toletero venezolano fue muy similar al de Padilla. Luego de disputar 12 exitosas campañas en las Grandes Ligas, firmó en 2009 con los Gigantes de Yomiuri con la idea de convertirse en el segunda base titular del equipo. Su actuación en los entrenamientos primaverales fue incluso promisoria, pero por alguna razón el club nunca lo incluyó en sus planes para esa campaña, algo que lamentó mucho nuestro amigo y colega del diario Japan Times Wayne Graczyk. A final, sólo vio acción en 21 juegos, en los que registró un muy modesto promedio de .146 y sumó 2 jonrones y 4 empujadas. La temporada y su carrera en la NPB se terminaron sin haber recibido nunca una oportunidad real de demostrar su talento.

Reynel Pinto. El zurdo venezolano llegó a Japón en 2012 con 5 campañas de experiencia en las mayores y buscando ganarse un puesto en la rotación de abridores de los Halcones de SoftBank. Luego de lucir bien en los entrenamientos primaverales, realizó 2 aperturas en abril que no fueron demasiado brillantes. A pesar de ganar el primer juego, terminó permitiendo 8 carreras en 7 entradas y un tercio, lo que elevó su efectividad a 7.36. Después de eso se lesionó y fue bajado al equipo menor para nunca más regresar ni a la máxima categoría ni a Japón, ya que fue dejado en libertad a finales de año.

Luis Jiménez. Si bien llegó a Japón sin experiencia previa en las Grandes Ligas, el toletero venezolano fue firmado por los Luchadores de Nippon Ham en 2009 con la esperanza de obtener un decente aporte ofensivo de él. Su actuación en los entrenamientos primaverales fue buena y sus números generales no fueron malos (bateó para .231, con 5 jonrones y 14 empujadas en 39 juegos), pero el choque cultural probó ser demasiado para él. Tuvo constantes problemas de comunicación con su intérprete, a quien consideraba más como a un guardia de una cárcel que como a un aliado, y también con su manager, luego de haber criticado con dureza a la principal estrella del equipo, Yu Darvish, por no ser más agresivo sobre el montículo. No existe confirmación de que esas fueron las razones por las que el equipo decidió dejarlo en libertad a mediados de año, pero al final de cuentas eso fue lo que ocurrió y así fue que terminó su paso por la NPB.

Existen incluso otros casos en los que un jugador latino del que no se esperaba mucho terminó fracasando de manera rotunda en Japón. El lanzador dominicano Amaury Rivas, que fue firmado el año pasado por los Dragones de Chunichi, representa un perfecto ejemplo de ello.

En sus dos primeras apariciones en los entrenamientos primaverales, permitió 4 jonrones y 11 carreras en 3 entradas y un tercio de labor, por lo que su efectividad ascendió a 29.70 y nunca más volvió a bajar. Luego de ser movido al conjunto filial, fue afectado por una lesión y al final nunca logró debutar en la máxima categoría de la NPB.

Algo similar está a punto de ocurrir este año con el lanzador dominicano Juan Jaime, quien fue firmado esta temporada por los Dragones de Chunichi y llegó a Japón prometiendo que su recta llegaba a las 103 millas por hora.

Sin embargo, nunca lo demostró y además se lesionó al inicio de los entrenamientos primaverales, razón por la cual no ha debutado hasta ahora y parece que ya no lo hará, por lo que su destino parece ser abandonar Japón a finales de año sin haber vivido la experiencia de jugar al menos un partido en la máxima categoría de la NPB.

Por El Bate del Samurai / Béisbol Japones

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