#Opinión: A su manera, David Ortiz salió por la puerta grande
BOSTON – En algunos medios bostonianos, hay ciertos lamentos por las circunstancias en las que David Ortiz se retiró y se despidió como jugador activo.
La idea es que cualquier final hubiese sido mejor que una barrida sufrida en playoffs, en este caso a manos de los Indios de Cleveland.
De mi parte, estoy en total desacuerdo.
Lo triste hubiera sido que los Medias Rojas terminaran en el sótano del Este de la Liga Americana por tercera temporada consecutiva. En vez de eso, Boston ganó su división con 93 triunfos a base no sólo de los aportes de Ortiz, sino de un promisorio núcleo joven que incluye nombres como Mookie Betts, Jackie Bradley Jr., Xander Bogaerts y Andrew Benintendi, entre otros.
Y claro, viene en camino el cubano Yoan Moncada, un prospecto de primera categoría que saboreó las Grandes Ligas con los Medias Rojas por primera vez en el 2016.
“Estoy contento no sólo por la forma en que evolucionó mi carrera, sino también por la organización y el paso que dimos de ir del sótano a ganar la división”, dijo Ortiz en su rueda de prensa después de despedirse de los fanáticos en el terreno del Fenway Park.
Todos sabemos lo que le brindó “Big Papi” a la ciudad de Boston en sus 14 campañas aquí, dentro y fuera del terreno. Por eso es que recibió los homenajes tan espectaculares en el Fenway al final de la temporada regular, tendrá un puente y una calle en su nombre y su número 34 será retirado por los Medias Rojas.
¿Fue una distracción toda la atención puesta en Ortiz en esos últimos días de la campaña regular, cuando Boston perdió cinco de sus últimos seis juegos y, contando los playoffs, ocho de sus últimos nueve? Es imposible saberlo, aunque Big Papi sí reconoció en más de una ocasión que se sentía algo agobiado a nivel mental por las tantas cosas con las que tenía que lidiar cada día.
Ortiz se fue de 9-1 en los tres juegos de la serie ante los Indios, con un doble, dos bases por bolas y una empujada. Pero en el último partido de su vida, al menos empujó una carrera con un elevado de sacrificio y, en su última visita al plato, negoció lo que era en ese momento una base por bolas importante. Parado en la primera almohadilla, instó a los fanáticos del Fenway a hacer más ruido y cumplieron, animando al quisqueyano Hanley Ramírez a empujar con sencillo la última anotación de Boston en el 2016.
Cuando fue sustituido Ortiz por un corredor emergente, su compatriota Marco Hernández, se sintió la importancia del momento en el estadio—aunque en ese instante el mayor enfoque de todos fue un remonte de los Medias Rojas en el marcador.
Aunque al final perdieron los Patirrojos y fueron eliminados, el hecho de Ortiz poder salir al terreno y despedirse una vez más, con lágrimas, de la fanaticada bostoniana fue un toque bonito para ponerle fin a su brillante trayectoria en los Medias Rojas.
Al fin y al cabo y a su manera, Ortiz pudo salir por la puerta grande. No todo puede terminar como un cuento de hadas.
Por David Venn
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