Header Ads

Este miércoles se cumplen 69 años de la tragedia de Río Verde

Este miércoles se cumple el 69 aniversario del triste episodio ocurrido el domingo 11 de enero de 1948. A Propósito de este hecho donde se dirigían varios peloteros del equipo Santiago Baseball Club., Álvaro Arvelo hizo un recuento de este lamentable hecho en El Gobierno de la Mañana.

Hace dos años, en el 2014, el connotado cronista deportivo Cuquí Córdova fue invitado al "Gobierno de la Mañana" para hablar sobre el hecho.

Córdova expuso, a rasgos generales, los principales detalles del hecho, en donde murieron parte de los mejores peloteros de aquella época. El equipo “Santiago B.B.T” (1947-1948), que pereció en el paraje de Río Verde, Yamasá, el domingo 11 de enero de 1948, estaba conformado por Aquiles Martínez, Miguel -Boquita- Rodríguez, Ventura -Loro- Escalante, Puchulán Rivera, Alberto -Mimo- Estrella, Bebecito del Villar, Enrique -Mariscal- Lantigua (quien no tomó el avión de regreso, y se salvó) y Papiro Raposo.

Así comom por Toti Jiménez, Chino Álvarez, Toñito Martínez, Nando Valerio, Pepillo Aybar, Yeyo Hernández, Sancho Tatis y Antonio Devorax, Grillo “A”, Papito Lucas y Bombo Ramos.

Historia de la tragedia

El 11 de enero de 1948, a las 6:00 p.m., la emisora que hacía las veces de vocero oficial del gobierno, conocida con el nombre de La Voz Dominicana, retransmitió al aire el sonido ululante y triste de la sirena del periódico La Nación e interrumpió sus transmisiones para anunciar que en el Paraje de Río Verde, en las estribaciones de la Cordillera Central, cerca de Villa Altagracia y de La Cumbre, un avión de la compañía Dominicana de Aviación, que transportaba el equipo de béisbol de Santiago, bajo un torrencial aguacero, había sufrido un aparatoso accidente.

Aquella noticia sobrecogió el espíritu y paralizó casi totalmente al pueblo dominicano, que en aquel entonces tenía una población que alcanzaba, si acaso, dos millones quinientos mil habitantes.

En los días sucesivos, en los medios de comunicación escritos, que apenas eran dos o tres, y a través de los limitados programas noticiosos que se transmitían, comenzaron a darse los detalles de esta inesperada y dolorosa tragedia que enlutó por muchos años el deporte nacional, al pueblo dominicano y a las comunidades y provincias de donde procedían tal vez la mitad de los peloteros que integraban el equipo de béisbol de Santiago.

El equipo competiría en el Torneo Nacional de Béisbol Amateur de ese año, con jugadores de esa provincia y jugadores de la ciudad capital, de Montecristi y de otras provincias del Cibao. Capitaleños eran: Aníbal (Loro) Escalante, Pedro Báez (Grillo A) y Víctor Saint Clair (Papito Lucas); de Montecristi, Bombo Ramos, Miguel (Boquita) Rodríguez Jiménez y Miguel Tatis Rodríguez.

Comenzaron inmediatamente, manifestación lógica de un país subdesarrollado política y culturalmente atrasado y bajo el control de una férrea dictadura, a correr rumores y cuentos que se convirtieron en leyendas. 

El único sobreviviente del equipo y del grupo que viajaba en el avión accidentado que se dirigía de Barahona a Santiago fue Enrique (El Mariscal) Lantigua, inteligente y extraordinario receptor, decidió ir por tierra a la capital y no hacer el viaje a Santiago. La decisión de Lantigua de no hacer el viaje por la vía aérea se convirtió luego en cuentos y suposiciones.

Al parecer, el mismo Lantigua decía que había soñado que el avión había sufrido un accidente y, como es natural, sesenta años después los cuentos y las versiones se han multiplicado hasta el extremo de decir que el avión había sido derribado por fuego de artillería antiaérea, porque se llegó a sospechar que era una expedición contra el régimen de Trujillo.

El avión Douglas DC-4, de la Compañía Dominicana de Aviación, había volado de Barahona a Santiago bajo una tormenta tropical que caía sobre más de la mitad del territorio nacional y al llegar a Santiago las condiciones para el aterrizaje no eran buenas y la nave recibió autorización para ir al aeropuerto de la ciudad capital.

El piloto del avión era el Capitán Ramón Maria Hernando, mientras el copiloto era José del Carmen Ramírez Duval, teniente de la Aviación Militar Dominicana, que había sido en su natal San Juan de la Maguana un extraordinario atleta. 

Ramón Maria Hernando fue el primer capitán piloto de aviones comerciales dominicanos y era también capitán de la Aviación Militar, con más de tres años piloteando aviones comerciales.

En Montecristi se decía que Bombo Ramos, al igual que Lantigua, no había tomado el avión y comenzó a circular el rumor de que lo habían visto en la capital; en Santiago montándose en una “guagua” de la Línea Sued, rumbo a Montecristi. En su pueblo natal lo vieron llegando al barrio de Santa Bárbara, donde vivía, con una maleta en la mano; y otros se encontraron con él en Loma de Cabrera, comunidad que visitaba con frecuencia porque tenía allí una novia.

¡Qué imaginación más extraordinaria y pintoresca tiene nuestro pueblo! Cuarenta y nueve años después todavía se dice que el avión fue derribado por fuego antiaéreo con proyectiles que salieron de un lugar donde no había artillería antiaérea ni de ninguna otra clase.

La Tragedia de Río Verde, dolorosa, imborrable, episodio que afectó el alma del pueblo, causó una herida tan profunda que no ha podido cicatrizar; y dejó huérfano de excelentes figuras al béisbol dominicano. Fue un accidente que obedeció a fallas o en la conducción del avión por el mal tiempo imperante o por la falta de combustible necesario para un vuelo que se había duplicado en su extensión. 

No obstante, en una expresión del poder de decisión de nuestro pueblo, poco tiempo después la Selección de Béisbol Amateur Dominicana ganaba en Nicaragua, dos veces, en el 1948 y 1950, el Campeonato Mundial, celebrado en el moderno estadio de Managua, que había construido el gobierno dictatorial de Anastasio Somoza (padre). Estos dos triunfos marcaron el renacimiento del béisbol profesional en nuestro país. (Euclides Gutiérrez Félix).

Este miércoles 11 de enero, la República Dominicana y su deporte nacional, el béisbol o conocido popularmente como “la pelota”, celebra el llamado “Día Nacional del Pelotero (beisbolista) Dominicano”, y con una justa razón, debido a que sus orígenes datan de uno de los momentos más trágicos que golpearon a los seguidores, no solo a los del béisbol, sino al deporte de la parte Este de La Española en general y a la vida de un país que pasó por la peor pesadilla de su historia nacional.

El 11 de enero de 1948, treinta y dos personas, la mayoría integrantes del equipo de Santiago Baseball Club, de la liga profesional dominicana de béisbol habían perecido junto a otras personas quienes les acompañaban, entre periodistas, delegados y aficionados, cuando el avión DC-3 de la ya desaparecida compañía aérea Dominicana de Aviación se había estrellado en la localidad de Río Verde, luego de que el equipo ganara su partido de liga sobre Estrellas del Sur, en la localidad de Barahona.

Sesenta y nueve años después de aquel trágico suceso, los dominicanos recuerdan aún con tristeza, pero también con respeto y honra, a quienes solo por haber jugado bien, y ser el equipo que lograba ganarse el carisma de todos los aficionados de su época fueron víctimas de un hecho del que aún sospechan fue un accidente provocado de la mano del entonces dictador dominicano Rafael Leonidas Trujillo, tanto así, que la fecha es dedicada a todos los practicantes de la pasión deportiva isleña al llamarse con justa razón: el Día Nacional del Pelotero o Día del Beisbolista Dominicano.

No hay comentarios.

Con tecnología de Blogger.