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#Opinión: A poner la fama en el Salón de la Fama

Hoy me atreveré a sugerir tres factores que los votantes del Salón de la Fama deben considerar cuando llenen sus papeletas:

Rendimiento en el terreno: Después de todo, el objetivo es elegir a los mejores jugadores.

PEDs: Algunos votantes catalogan esto como un componente descalificatorio en el caso de un jugador, aunque los votantes son cada vez más indulgentes en esta área.

Q-rating: Esta es la parte de la "fama" en el Salón de la Fama.

Nosotros mayormente discutimos las primeras dos áreas y en raras ocasiones discutimos el Q-rating, y aunque es en ocasiones un factor escondido, es uno importante. Sin él, básicamente convertiríamos los debates del Salón de la Fama en un intercambio frío de números, y no hay ninguna diversión en ello, y mucho menos considerando que tenemos estándares estadísticos diferentes. Aunque el rendimiento en el terreno debería ser la consideración más importante, el Q-rating, justo o no, es parte del debate.

En un sentido, el Q-rating es simplemente esa reacción por instinto: ¿Se siente ese jugador como que deba estar en el Salón de la Fama? Aunque crean o no que el Q-rating deba ser aplicado, no se puede negar que muchos votantes lo utilizan como un elemento calificatorio. He aquí un ejemplo: Ryne Sandberg y Lou Whitaker fueron intermedistas contemporáneos en la década de los 80. Estadísticamente hablando, ellos tienen casos similares:

Sandberg: .285/.344/.452, 282 HRs, 1061 RBIs, 1318 R, 67.5 WAR

Whitaker: .276/.363/.426, 244 HRs, 1084 RBIs, 1386 R, 74.9 WAR

Sandberg fue electo en la tercera oportunidad, mientras que Whitaker falló en quedarse en la boleta tras su primer intento. La diferencia: el Q-rating. Sandberg lo tenía, Whitaker no.

Para un candidato fronterizo, el Q-rating puede ser la diferencia entre entrar o quedarse corto, así que echemos un vistazo a los candidatos en la boleta de este año: ¿Tienen un Q-rating positivo sí o no?

Jeff Bagwell: No. Él es el segundo mejor inicialista en todo el béisbol desde la Segunda Guerra Mundial, solo detrás de Albert Pujols. En un periodo de 10 años, promedió .301/.420/.574 con 37 jonrones y 116 RBIs. Incluso ganó un premio de JMV y terminó segundo en otras dos temporadas. Sin embargo, parece que nunca llegó a ser completamente apreciado, y no le ayudó el hecho de que no lució bien en postemporada, con promedio de .226, dos jonrones y 13 RBIs en 106 turnos. Cuando los Astros finalmente llegaron a la Serie Mundial en 2005, fue utilizado como bateador emergente saliendo de la banca. Parte de la razón para la falta de apreciación es que muchos de los inicialistas estaban poniendo grandes números: Mark McGwire y Jim Thome y Rafael Palmeiro y Jason Giambi y Carlos Delgado y Frank Thomas. Mo Vaughn ganaron un premio de JMV. Era difícil sobresalir, pero Bagwell fue el mejor del grupo.

Barry Bonds: Sí. Oigan, no se olviden que él interpretó a "Barry Larson" en un episodio de "Beverly Hills, 90210."

Roger Clemens: Sí. Desde el momento en que ponchó 20 Marineros en esa noche de abril en 1986, hasta que hizo su pitcheo final 21 años más tarde en los playoffs del 2007, fue tan grande como jugador como cualquier otro en el deporte. Algunas veces por las razones correctas, y otras por las incorrectas.

Vladimir Guerrero: Sí. Con un WAR de por vida de 59.3, el caso estadístico de Vlad no convence del todo, pero de todos modos parece que se va a quedar bastante cerca de ser electo en su primera oportunidad en la boleta. Todo se trata del Q-rating. Su promedio de por vida de .318 le ayuda, pero su estilo poco convencional de juego en el plato hace que sobresalga, a pesar de haber jugado en equipos malos en Montreal. Era divertido verlo. Tenía un brazo poderoso, y eso ayudó a esconder que en realidad no era un buen jardinero derecho; tenía poco alcance, especialmente en la parte final de su carrera, y cometía muchos errores, incluyendo 19 en el 1999.

Trevor Hoffman: No. Su canción de entrada era "Hells Bells" y supongo que eso era cool. Fue bueno por mucho tiempo, pero nunca infundió temor en los rivales en su mejor época como Dennis Eckersley o Eric Gagne en su temporada de Cy Young o algunos otros cerradores que tuvieron carreras cortas.

Jeff Kent: No. Hace una generación, Kent habría sido electo fácilmente al Salón de la Fama. Es el líder en jonrones de todos los tiempos para un intermedista, tuvo ocho temporadas con al menos 100 remolcadas, y tuvo un gran bigote - cosas que siempre han sido clave para una elección. Tuvo una excelente actuación en 49 partidos de postemporada (.276/.340/.500) y se metió en peleas con Bonds. Sin embargo, su WAR de por vida es un fronterizo 55.2, y él es uno de esos jugadores que se han visto afectados por una boleta rellena de candidatos; algunos votantes podrían verlo como alguien que merezca entrar al Salón de la Fama, pero no uno de los 10 mejores jugadores en la boleta. Debido a que Kent hizo la mayor parte de su trabajo en sus 30 años - su primera temporada de 100 impulsadas fue a los 29 años - nunca fue visto como un seguro miembro del Salón de la Fama. Logró colarse en la conversación, y lo próximo que supimos es que ya tenía 377 jonrones y más de 1,500 RBIs. Es mejor comenzar joven y terminar lento que comenzar lento y terminar viejo.

Edgar Martínez: No. Los boletos no son sexy. Además fue opacado por Ken Griffey Jr., Alex Rodríguez y Randy Johnson en los Marineros, aunque logró este grand slam y "El Doble" en los playoffs de 1995.

Fred McGriff: No. Sus mejores números fueron con los Azulejos y los Padres a finales de los 80 y principio de los 90, pero esos números palicedieron pronto cuando los del resto de los jugadores explotaron a mediados de los 90. Los Azulejos lo cambiaron antes de ganar sus dos títulos consecutivos de Serie Mundial, y con los Bravos la mayor parte de la atención era para Greg Maddux, Tom Glavine y John Smoltz. Si tuvo su característico swing alto, que no fue tan apreciado, Además dividió su tiempo entre franquicias - cinco años en Toronto, cinco en Atlanta, cinco en Tampa, además de tiempo con los Padres y los Cachorros - lo que no le ayuda al Q-rating.

Mike Mussina: No. Sus calificaciones lo hacen meritorio del Salón de la Fama, con 270 victorias y WAR de 82.7, pero él nunca fue El Hombre, nunca ganó un Cy Young Award, un título de efectividad o un título de ponches. Aunque tuvo grandes actuaciones en postemporada, llegó a los Yankees el año después de que ellos ganaron en el 2000 y se retiró el año antes de que ellos volvieran a ganar en el 2009.

Jorge Posada: No. Él tuvo la segunda mayor de partidos jugados en playoffs en la historia solo detrás de Derek Jeter, pero él nunca tuvo ese momento definitorio o una serie definitoria en octubre, y su juego fue más silenciosamente efectivo que enérgicamente excitante - boletos, dobles y más de 20 jonrones por temporada, pero solo en una ocasión alcanzó los 30. Espero que se pueda mantener en la boleta, pero va a ser difícil que consiga ese 5 por ciento.

Tim Raines: No. Otro ejemplo perfecto del poder del Q-rating. Raines compara bien en estadísticas con Tony Gwynn, con un WAR de 69.1 versus el 68.8 para Gwynn. Pero Gwynn tuvo una gran personalidad, daba buenas entrevistas, logró 3,000 hits y ganó títulos de bateo, mientras que Raines lograba muchas bases por bolas y tuvo sus mejores temporadas para equipos mediocres en Montreal. Parece que por fin saldrá electo este año, su 10º en la boleta.

Manny Ramírez: Sí. Logró dos jonrones en su segundo partido como titular en Grandes Ligas - y un doble que rebotó sobre la pared y que él pensó que era un cuadrangular. Manny siendo Manny acababa de nacer. Al igual que una estrella.

Iván Rodríguez: Sí. Ese brazo.

Curt Schilling: Sí. Hay algo extraño sobre la falta de apoyo a Schilling luego de cuatro apariciones en la boleta, alcanzando el 52 por ciento el año pasado. Él debe entrar basado en las medidas estadísticas - olvidándonos de su relativamente bajo total de victorias con 216 - y tiene un alto Q-rating, remontándonos a su actuación en la Serie Mundial del 1993 para los Filis y con los Diamondbacks para vencer a los Yankees en 2001, y luego el juego de la Media Ensangrentada para terminar con la maldición en el 2004, y luego otro título en el 2007. Él es uno de los mejores lanzadores de postemporada de todos los tiempos. Pongámoslo de esta forma: Con un WAR de 80.7, fue mucho mejor lanzador que otros lanzadores con bajos totales de victorias y que están en el Salón de la Fama como Don Drysdale (209 victorias, 61.2 WAR) y Catfish Hunter (224 victorias, 36.6 WAR), quienes fueron electos gracias a un alto Q-rating.

Gary Sheffield: Sí. Se sentía como que tuvo un alto Q-rating cuando estaba activo, incluso a pesar de haberse movido mucho y que su personalidad no caía bien. Tenía una sobresaliente velocidad en su bate junto con su rapidez de manos, retando a los lanzadores a que le pitchearan pegado. Terminó con más de 500 jonrones y era una máquina de embasarse, pero probablemente las alegaciones de uso de sustancias le han lastimado en las votaciones.

Lee Smith: No. No creo que alguien haya pensado que él fuese el mejor relevista en el deporte. Primero hubo jugadores como Bruce Sutter y Dan Quisenberry y Willie Hernández, y entonces llegaron Rob Dibble, Eckersley, Bryan Harvey, Tom Henke y entonces John Wetteland y otros. Luego de salir de los Cachorros, Smith se movió por muchos lugares y logró muchos salvamentos con porcentajes de carreras limpias por encima de los 3.00 y lanzó apenas para dos equipos de playoffs.

Sammy Sosa: Sí. Las estadísticas avanzadas dicen que Sosa tiene un caso fronterizo, a pesar de tener 609 jonrones y 1,667 RBIs. Tuvo un pico de carrera relativamente corto, su porcentaje de embasamiento de por vida de .344 no es bueno para un jardinero del Salón de la Fama y su WAR de por vida de 58.4 está por debajo de los estándares para el Salón. ¿Pero y el Q-rating? Al igual que su compañero en la gran contienda de cuadrangulares de 1998, no se puede decir la historia del béisbol sin mencionar su historia, y pocos jugadores alcanzaron el nivel de fama que Sosa y Mark McGwire lograron.

Billy Wagner: No. Es un caso fronterizo inclinándose hacia el "sí", al menos en cuanto a los relevistas se refiere. Él lanzaba más duro y era más dominante que Hoffman pero no duró tanto, aunque lo pudo haber hecho - en su temporada final tuvo efectividad de 1.43 y ponchó 104 bateadores en 69⅓ entradas. Recibió apenas el 10 por ciento del voto en su primer intento. Al igual que Mussina, quien ganó 20 partidos en su temporada final, es una vergüenza que simplemente no mantenerse jugando esté lastimando sus casos.

Larry Walker: No. Tuvo esas temporadas monstruosas con los Rockies y hasta ganó un JMV, pero apareció en los playoffs apenas una vez con ellos, y luego en par de ocasiones en la parte final de su carrera con los Cardenales. Fue un verdadero jugador de cinco herramientas y supera a Guerrero en WAR -- 72.6 a 59.3 - pero pienso que su Q-rating nunca llegó más alto por una razón obvia. Todd Helton tuvo temporadas monstruosas con los Rockies, al igual que Andrés Galarraga, Dante Bichette y Vinny Castilla. Ellis Burks tuvo una temporada en la que bateó .344 con 40 jonrones y lideró la liga en slugging. Walker fue un gran jugador legítimo, pero es difícil separar los hechos de la ficción.

David Schoenfield / ESPN Deportes 

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