Estados Unidos en el Clásico...orgullo inconcluso
Cuando Buck Martínez tomó las riendas del equipo de Estados Unidos al I Clásico Mundial de Béisbol, nunca imaginó que con semejante constelación de estrellas, el sabor amargo fuera el que predominara al terminar el evento.
Solamente bastaba con nombrar a Ken Griffey Jr. Derek Jeter, Michael Young, Matt Holliday, Chipper Jones, Alex Rodríguez y Johnny Damon, para darse cuenta de que, por mucho, era el rival a vencer. terminar en el octavo peldaño puso los pies en la tierra.
En 2009, volvieron las expectativas, y aunque llegar a semifinales se acercaba un poco más a lo esperado para semejante equipo, el cuarto puesto fue lo máximo que se pudo alcanzar.
Llegó entonces la versión del 2013, y una derrota en segunda ronda los envió al sexto puesto para que volvieran los rumores y el desencanto.
¿Es el cuarto puesto lo máximo a lo que debería aspirar el equipo de Estados Unidos? Definitivamente no.
Si revisamos los jugadores que confirmaron Jim Leyland su asistencia al IV WBC en marzo venidero, enseguida salta a la vista que la selección de las barras y las estrellas es de nuevo uno de los rivales a derrotar. Pero antes deben vencer a dos tipos de oponentes: los que ya se están preparando a todo tren con la mira puesta en el Clásico, y a ellos mismos, o sea, su motivación.
Puntos de vista
Nadie puede dudar de la gran significación que entraña representar a su nación, así como el valor que tiene estar dispuesto a hacerlo, toda vez que resulta una decisión personal y totalmente voluntaria para los jugadores. Si aparecen en el roster y han confirmado, entonces están comprometidos con el resultado.
Pero cuando la calidad de los jugadores es similar, la manera de afrontar un evento como este es definitoria. Ya lo demostró Japón en par de oportunidades (2006-2009); lo hizo Cuba (2006) con su inesperado segundo puesto, Corea en 2009, y lo refrendó República Dominicana en la tercera entrega (2013). Todos ellos han jugado como si les fuera la vida en eso.
El Clásico no ha prendido en el subconsciente del jugador estadounidense como "el evento que tenemos que ganar... sí o sí", pues nada es comparable con una Serie Mundial o los éxitos personales y colectivos dentro de la temporada de las Grandes Ligas.
Y quizá no se trata de "falta de patriotismo" como en su momento los acusaron, sino de otras prioridades deportivas y de vida... se trata de otros puntos de vista.
La apuesta a la sangre joven
Tanto Joe Torre como Jim Leylan saben muy bien toda esta realidad, pues ya han tenido tres azotes para aprender la lección. A tono con esto, la apuesta en esta concentración de Estados Unidos ha sido a figuras jóvenes y muy destacadas en el concierto de las Grandes Ligas. Ahora renuncian a esos grandes íconos que están en plena madurez, y se enfocan en jugadores de probada calidad, pero con muchas ansias de representar a su país, y que en algunos casos tienen bien frescas en la mente sus participaciones con Estados Unidos en las categorías inferiores. El propio Leyland lo dejó bien claro: "no queremos al mejor, sino al que quiera jugar el Clásico de verdad".
¿Con qué cuentan?
Si miramos el elenco oficial de USA, en la receptoría habría para elegir entre Buster Posey, Jonathan Lucroy y un tercer receptor que sustituya a A. J Ellis. La titularidad de Posey parece indiscutible, en tanto es uno de los mejores enmascarados de las Grandes Ligas actualmente y su liderazgo pudiera ser beneficioso. Lucroy y el tercer catcher completarían un grupo que resolvería con buenas notas las necesidades "behind the plate".
En la inicial no hay dudas de la presencia de Paul Goldschmidt, seguido de Erick Hosmer. El primera base de Arizona aporta ofensiva y una gran defensa, mientras que Hosmer completan con valor de bateador emergente.
En el infield, los nombres de Ian Kinsler y Daniel Murphy como intermedistas, así como la confirmación de Brandon Crawford (SS) y Nolan Arenado (3B), junto a un jugador joven y versátil como Alex Bregman, que resuelva situaciones en todas las posiciones del infield, completarían una gran nómina.
Los jardines vislumbran otra constelación con la presencia de Adam Jones, Andrew McCutchen, Giancarlo Stanton y Christian Yelich. Algunos aseguran que son muy pocos para un torneo exigente, aunque es un evento corto y los nombres en los bosques exteriores no son nada despreciables. Sin dudas ahí radica mucho del poder ofensivo del equipo.
En la lomita, la incorporación de Tanner Roark, J.A. Happ y Drew Smyly, rellena la salida obligatoria de Mark Scherzer por una lesión en un pulgar. Pero a pesar de la negativa de grandes ases como David Price, Rick Porcello y Chris Sale, el entusiasmo que han mostrado Chris Archer, Mychal Givens, Luke Gregerson, Andrew Miller, y Marcus Stroman, le brinda un balance tanto a la posible rotación, como al bullpen.
Siempre el proceso de creación de un equipo para el Clásico Mundial lleva una gran cuota de incertidumbre, y esta estuvo presente hasta el momento final de creación de la lista.
Estados Unidos tiene una gran tarea: eliminar del todo la nube negra del "anti-nacionalismo, anti-patriotismo" que pende como Espada de Damócles sobre sus cabezas, y demostrar que pueden dar por su nación lo mismo que por su franquicia.
Para ellos no está en juego si son o no los mejores peloteros del mundo, pues su rendimiento en la MLB es claro. Restaría despejar la duda de si pueden ser el mejor equipo nacional.
El aficionado estadounidense se siente grande porque sabe, a base de resultados, que su "Team USA" es el mejor del planeta en el baloncesto, pero hasta hoy, del béisbol aún le quedan orgullos inconclusos.
La novela continúa, y la realidad es clara: si Estados Unidos no gana el Clásico Mundial, nada habrá valido la pena.
Por Daniel Palacios | ESPN Digital
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