A pesar de ser candidato al MVP, José Altuve no para de mejorar
José Altuve no pide disculpas por su sentido de merecimiento. Una o dos veces a la semana, tomará un respiro de batear líneas en todo el hueco o hacia los asientos y llegará a base con un batazo con cuatro botes por el medio. Inevitablemente, dirá que es bueno tener a los dioses del béisbol a su lado. Y por un lado y otro del dugout de los Astros de Houston, sus compañeros que verán su promedio de bateo de .360 en la pizarra del outfield, se reirán y levantarán las cejas.
"Con lo bueno que es, y sin embargo nunca siente que es demasiado buen jugador", dice el manager de los Astros A.J. Hinch. "Nunca hace las cosas por hacerlas, y nunca va a regalar un turno al bate. No le gusta no conectar de hit. Cada vez que él consigue un hit, dice que lo necesita. La mayoría de nosotros lo vemos y decimos, 'No necesitas nada'".
Pete Rose, Tony Gwynn y otros campeones de bateo fueron famosos por hacer todo lo posible a fin de asegurarse que un segundo hit llevara al tercero, y ese tercer hit condujese a un cuarto. Ningún bateador quiere o espera el "regalar un turno". Siempre es un reto el poder explicar la concentración y hambre de producir cuando la pizarra está 14-3, o se está sufriendo un calor inclemente en el terreno en el día de partir, o se tienen acumuladas más de 700 apariciones al plato durante una temporada de 162 partidos.
Altuve posee la combinación requerida de velocidad con el bate, cobertura en el plato, concentración y voluntad competitiva para seguir bateando a pesar de las lesiones, la fatiga y todos los demás obstáculos que se cruzan en su camino. Si en dado caso Altuve no está seguro, los números dicen que es un gran pelotero.
Entre 2014 y 2016, Altuve lideró las Mayores con 641 hits, 80 más que Robinson Canó entre los jugadores de posición de las Grandes Ligas en ese lapso. Desde Ichiro Suzuki en su apogeo, no habíamos visto un pelotero con habilidad tal para encontrar huecos en el campo.
Altuve continúa consiguiendo combinaciones extrañas y logrando meterse en preguntas de trivialidad, y la evidencia sugiere que mejora cada vez más a sus 27 años de edad.
En mayo, Altuve se convirtió en el primer jugador desde Carl Crawford con los Rays de Tampa Bay de 2005 en registrar dos dobletes e igual cantidad de triples en el mismo encuentro. Consiguió su partido número 21 con tres imparables en la temporada el domingo ante Toronto, e hizo que su última conexión fuese valiosa: Su sencillo contra Roberto Osuna en el noveno inning fue el inicio de un rally de cuatro carreras que llevó a los Astros a una dramática victoria 7-6 sobre los Azujejos.
Tras hacer su quinta aparición en un Juego de Estrellas en Miami, Altuve bateó para .485 y se alzó con el premio al Jugador del Mes de la Liga Nacional en julio. Fue el quinto promedio de bateo más alto en un mes desde 1961, tras Todd Helton de los Rockies de Colorado en 2000 (.512), Iván Rodríguez de los Tigres de Detroit en 2004 (.500), George Brett de los Reales de Kansas City en 1980 (.494) y Wade Boggs de los Medias Rojas de Boston en 1987 (.485).
Tres de los peloteros en ese grupo están en el Salón de la Fama, y Helton parecía ser una entrada segura antes que un declive de poder a finales de su carrera lo convirtiera en un candidato que divide opiniones. Si bien a Altuve le queda mucho en su carrera, ha establecido una base sólida. Su comparación estadística más cercana a los 27 años en Baseball-reference.com es Billy Herman, ex segunda base de los Cachorros y Dodgers en los años '30 y '40 que llegó a Cooperstown por intercesión del Comité de Veteranos en 1975.
El receptor de los Astros Brian McCann pasó ocho años jugando con Chipper Jones en Atlanta, por ende, está familiarizado con los atributos que hacen a los grandes peloteros especiales. Él percibe ese brillo digno de Cooperstown en los 5 pies, 6 pulgadas y 165 libras de Altuve cada vez que el venezolano se para a batear.
"Su carrera hasta ahora ha sido absolutamente digna de mérito", dice McCann. "Cuando estás a su alrededor y hablas con él, ves que tiene esa mentalidad digna de un miembro del Salón de la Fama. Busca cosas mayores y mejores. Eso es lo que lo ha mantenido de forma tan consistente y tan dominante por tanto tiempo".
"Tiene un swing perfecto. Cuenta con gran coordinación entre mano y ojo, y su poder ha madurado durante los últimos 2 o 3 años. Verlo a diario, siento que debería comprar entradas. Realmente siento que estoy presenciando la grandeza".
Los logros de Altuve son magnificados al ver su estatura, que sugiere que sería el pelotero menos probable en el camerino de acumular cifras monstruosas. Si algún día da un discurso en Cooperstown, podrá recordar ese momento fundamental en el cual asistió a un tryout en su Venezuela natal, fue despachado a su casa y apareció al día siguiente sin ser invitado para intentar ser evaluado por segunda vez. El asistente especial Alfredo Pedrique llamó a Houston a fin de contarle al entonces gerente general Tim Purpura que la organización tenía a un gran jugador en ciernes, y Houston gastó $15,000 para recibir a Altuve.
"Ya tengo seis años en las Mayores", dice Altuve. "Quizás durante los primeros dos años, la gente hablaba de mi altura. Ahora ya me han visto jugar tanto, ya no piensan en decir 'Altuve es pequeño'".
Sus oponentes están demasiado ocupados tratado de sacar out a Altuve para estar pensando en su tamaño. Los pitchers que estaban demasiado felices en retarle cuando llegó a las Mayores ahora le tienen mucho cuidado, tomando en cuenta que Altuve conectó 24 cuadrangulares la temporada pasada y se encuentra en la senda de más de 20 batazos de vuelta completa en la presente zafra. De acuerdo a FanGraphs, Altuve ha visto rectas sólo 49 por ciento de las ocasiones en 2017, la cifra No. 139 entre 160 bateadores calificados en las Grandes Ligas.
Dependiendo de las circunstancias, Altuve es lo suficientemente versátil para tener paciencia o atacar a los lanzadores sin piedad. Está en el séptimo puesto entre bateadores de las Grandes Ligas con promedio de bateo de .485 contra el primer lanzamiento, y está en el puesto 21 (con .257) cuando se encuentra con conteo 0-2 en contra.
"Algo en lo que pienso cada día antes del partido es: 'No trates de batear sus lanzamientos. Trata de batear tu pitcheo'", dice Altuve. "Siempre vas a conseguir 2 o 3 pitcheos para batear en un partido. La clave es no perdérselos. Esto es el béisbol de Grandes Ligas y son los mejores peloteros del mundo. Si te dan algo que batear y no lo haces, probablemente te harán out en el próximo. Tengo que batear los errores de los lanzadores... Y ellos no cometen muchos errores".
El mes pasado, Altuve y sus compañeros de los Astros Carlos Correa y George Springer estaban al frente de la discusión como candidatos al premio de Jugador Más Valioso de la Liga Americana junto al novato de los Yankees Aaron Judge. Sin embargo, Judge ha caído en mala racha tras el receso del Juego de Estrellas, Correa está lesionado con un problema en un pulgar, y Altuve sigue con su acostumbrado nivel en el terreno. Es el tercero mejor en la Liga Americana con 24 bases robadas (con tasa de éxito de 83 por ciento) y juega una segunda base por encima del promedio de acuerdo a las estadísticas y la mera percepción visual.
Mike Trout puede meterse en la conversación del JMV si lleva a los Angelinos de Los Angeles a la postemporada o mantiene o mejora su OPS de 1.166. No obstante, Altuve no ha mostrado síntomas de decaer. Ha aparecido en 107 partidos esta temporada, y ha tenido encuentros sin hits consecutivos en apenas dos ocasiones: una contra Texas a mediados de junio y contra Tampa Bay la semana pasada.
Se abrió una ventana de oportunidad cuando Trout quedó fuera durante seis semanas con un desgarre en un ligamento de un pulgar, y Altuve aprovechó la oportunidad para destacarse aún más. Es talentoso, con mentalidad de equipo y lo suficientemente ambicioso como bateador de hits para mantenerse así hasta el final.
"Cuando viene las grandes carreras, batea hits por todo el campo", dice Hinch. "Batea rectas, lanzamientos rompientes y cambios de velocidad. Batea pelotas que pasan por sus zapatos y por encima de su cabeza, y hace daño a la pelota por todo el medio. Sin importar dónde lo coloco en la alineación, es muy meritorio".
"Su destreza para chocar la bola es del nivel más alto en este deporte. La pregunta es cuántos hits va a obtener, no si los conseguirá. No hay muchas personas a este nivel que puedan sentirse así al llegar al estadio".
Por Jerry Crasnick | Escritor Senior de ESPN.com
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