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La presunta confesión de dopaje de A-Rod no afectará su vuelta a la MLB


HOUSTON.-  El nombre del toletero Alex Rodríguez volvió a convertirse en el centro de la actualidad del mundo del béisbol de las Grandes Ligas y del deporte profesional en Estados Unidos al darse a conocer varios informes periodísticos en los se dice que había confesado ante agentes federales que se dopó.

A pesar de haberlo negado, A-Rod, bajo inmunidad, de acuerdo al periódico Miami Herald y otras fuentes periodísticas, en una entrevista con responsables de la Agencia Estadounidense Anti Drogas (DEA), realizada el pasado enero, admitió que utilizó sustancias suministradas por la desaparecida clínica Biogénesis para mejorar el rendimiento en el campo.

De acuerdo al Miami Herald, citando un "reporte de investigación" por escrito, Rodríguez le dijo a la DEA que le pagó al dueño de Biogenesis, Anthony Bosch por cremas de testosterona, gomas de mascar con testosterona e inyecciones de hormona de crecimiento humana (HGH).

La misma fuente señala que una de esas inyecciones fue administrada en el baño de hombres de un club nocturno en Miami.

"Rodríguez se inyectó la HGH en su estómago", de acuerdo con el diario, citando el informe de la DEA. "Rodríguez manifestó a los agentes que Bosch le había asegurado que la HGH le ayudaría con el sueño, el peso, el crecimiento del pelo, su visión y la recuperación muscular".

Todo siempre en base al mismo informe periodístico, Rodríguez también recibió entrenamiento para poner en práctica trucos que le permitiese superar las pruebas de orina cuando le tocaba pasar el control antidopaje.

"Bosch le aconsejó que solo utilizara la orina que salía a la mitad del chorro para las pruebas antidopaje de las Grandes Ligas", según explica el informe de la DEA, citado por el diario. "Bosch le informó a Rodríguez que no utilizara ni la parte inicial ni la parte final del chorro de orina".

De ser cierta las declaraciones de Rodríguez, esta sería la primera que haya ha admitido el uso del consumo de esteroides sintéticos entre finales del 2010 y el 2012.

En el 2009, el tercera base de los Yanquis admitió haber utilizado sustancias mientras jugaba con los Vigilantes de Texas en 2001.

Pero luego "negó" de forma categórica en múltiples oportunidades públicas en las que tuvo que responder por las interrogantes que existían sobre su presunta vinculación el mundo del dopaje y la clínica Biogénesis.

Hasta ahí, la novedad periodística en torno a una posible confesión de Rodríguez, que ha surgido cuando ya tiene decidido volver a la competición el próximo año, a pesar que sufrió el castigo de 162 partidos, sin jugar, toda la pasada temporada, y cumplió 39 años de edad.

La lógica es que un deportista a esa edad y con el nuevo daño de imagen que ha podido sufrir la figura de Rodríguez, el siguiente paso a seguir hubiera sido la retirada.

Pero Rodríguez no lo ha hecho y es consciente que lo único que ahora le preocupa no es la imagen que pueda tener ante la opinión pública de Estados Unidos y del mundo sino cumplir con el contrato de tres años que aun le queda firmado con los Yanquis y recibir nada menos que 60 millones de dólares, que legalmente le pertenecen.

De ahí que su portavoz, Ron Berkowitz, no haya querido hacer ningún comentario, porque ahora saben que están en la mejor posición para que a Rodríguez nada de lo que se pueda decir o descubrir como algo nuevo le afecte en cuanto a otra posible suspensión o castigo por parte de las Grandes Ligas o de los Yanquis.

Ninguna de las dos partes tampoco ha querido hacer comentarios sobre la situación que se ha generado con el nuevo informe periodístico.

El motivo no es otro que Rodríguez ya cumplió con el castigo que se le impuso, como al resto de los otros 13 jugadores que también fueron suspendidos por el consumo de sustancias prohibidas que les suministró la desaparecida clínica Biogénesis.

La Oficina del Comisionado de las Grandes Ligas y los Yanquis se han limitado a declarar que no tienen ningún comentario que hacer y esa es la gran verdad porque no tienen ningún otro margen de acción.

Precisamente, las Grandes Ligas ya le impusieron el máximo castigo posible porque daban por hecho que Rodríguez se había dopado, de ahí que ahora una vez cumplida la suspensión, lo que se pueda decir o encontrar del toletero de origen dominicano con el relación al consumo de sustancias prohibidas es algo sobre lo no poseen autoridad.

Rodríguez fue castigado y ahora tiene el derecho a volver a jugar y cumplir un contrato garantizado de tres años, realidad contractual a la que los Yanquis podrán responder con solo dos decisiones o permitir que vuelva a jugar con ellos, como ya han anunciado, o darle de baja, pero en cualquiera de los dos casos tendrán que pagarle los 60 millones de dólares.

Por eso mismo, la única preocupación que tiene en estos momentos Rodríguez es llegar la próxima temporada en plenitud de forma y pueda pegar muchos jonrones con los Yanquis.

Si además se atreve a pedir de una vez por todas un perdón sincero a los seguidores del equipo neoyorquino y del deporte del béisbol, en general, por los errores personales que haya podido cometer en cuanto al dopaje, nadie duda que, al menos, en el Yankee Stadium de Nueva York, volverá a triunfar.

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