Estados Unidos potente a pesar de todo en el Clásico Mundial
Estados Unidos lleva un muy buen equipo al IV Clásico Mundial de Béisbol. Tan bueno que es uno de los favoritos para ganar.
Pero muy bueno no significa necesariamente que sea el mejor. Y eso es malo para un país que está en deuda con su afición y con el propio evento, cuya continuidad muchos ponen en dudas.
Lo más lejos que han avanzado los estadounidenses en estos certámenes fue en el 2009, cuando en la segunda edición se colaron entre los semifinalistas y terminaron en cuarto lugar, al caer ante Venezuela en el partido por las medallas de bronce.
Siempre, incluso en esa oportunidad, los peloteros de la selección de las barras y las estrellas, han tenido un denominador común: la falta de entusiasmo por el torneo.
Parecía que esta vez, como nunca antes, Estados Unidos le prestaría al evento todo el interés que merece, por el nombramiento de Joe Torre como gerente general y de Jim Leyland como director.
Sin embargo, una vez que se anunciaron los rosters oficiales de los 16 equipos participantes, son más las ausencias que las presencias en la selección estadounidense.
Torre logró comprometer a los catchers Buster Posey y Jonathan Lucroy, a los primeras bases Paul Goldschmidt y Eric Hosmer, los intermedistas Ian Kinsler y Daniel Murphy, el antesalista Nolan Arenado y el campocorto Brandon Crawford, para redondear un infield de lujo.
Christian Yelich, Adam Jones, Giancarlo Stanton y Andrew McCutchen fueron los jardineros que pudo conseguir Torre, mientras sobresalen las ausencias de Mike Trout, Bryce Harper o el versátil Kris Bryant, tres de las principales caras del béisbol estadounidense.
Pero cuando esperábamos ver en la plantilla a los estelarísimos Clayton Kershaw, Madison Bumgarner, Jake Arrieta, Chris Sale o David Price, por sólo citar a cinco, para formar una rotación de miedo, ahora resulta que todos se bajaron del tren y ahora los abridores están entre Chris Archer, J.A. Happ, Marcus Stroman, Sonny Gray, Tanner Roark o Michael Fulmer.
La ofensiva es de lujo, pero el cuerpo de abridores deja bastante que desear.
Será entonces un imperativo que respondan los relevistas, como Sam Dyson, Luke Gregerson, Tyler Clippard o David Robertson, para llevar lejos las aspiraciones del equipo.
Estados Unidos competirá en el grupo C, con sede en el Marlins Park de Miami, junto al campeón defensor, República Dominicana, y las escuadras de Canadá y Colombia.
A pesar de las ausencias, la selección de las barras y las estrellas debe avanzar a la segunda ronda, en San Diego, pues ni los canadienses, ni los debutantes colombianos, lucen con la capacidad de sorprender a los favoritos dominicanos y estadounidenses.
Por Jorge Morejón / ESPN Deportes
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