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Opinión: El difícil oficio de ser gerente general en LIDOM

Desde pintar sobre un andamio, pilotear un vehículo formula 1, cambiar luces en una torre, hasta  la gerencia general de un equipo de nuestra LIDOM, son oficios que tienen un alto riesgo.

En Grandes Ligas hay conjuntos que se pasan años en segunda división (Medias Blancas, Cincinnati o Marineros) o siempre están en constante reestructuración (Marlins, Piratas, Tampa). En la República los seis equipos están preparados al cantar playball para conseguir el campeonato, en tanto en las Mayores desde ya se sabe que algunos conjuntos van a perder por encima de los 90 partidos y no tendrán la más mínima posibilidad de competir por un Wild Card.

En la LIDOM tuvimos en la temporada recién finalizada hombres que estuvieron en el cargo gerencial, o su modismo vicepresidente de operaciones, con prosapia que va desde haber sido dirigentes en las Mayores (Manny Acta), jugadores estelares  en las Grandes Ligas (Moisés Alou), estrellas en nuestro béisbol (Stanley Javier y Junior Noboa), ser  hijo de un gran scout (Ismael Cruz) o no haber tirado una en las Menores como  el recién nombrado José Gómez (periodista y abogado) o José Mallén Calac (economista e hijo del presidente de los paquidermos José Mallen ). Mallén y Gómez son dos ejecutivos muy jóvenes.

Tener estatus o haber forjado un nombre no es suficiente para asegurar longevidad en el puesto. Salvo el gran Moisés, con ocho clasificaciones en nueve años, cuatro coronas nacionales, tres en sus primeras cuatro campañas, salir victorioso en cuatro de cinco finales y ser el non plus ultra durante toda una década, no le garantizaron a Rojas Beltré, que así se apellida el salvado de las aguas, la paz espiritual para seguir un año más en el cargo.

No hace una semana que terminó el campeonato 2017-18 y los movimientos han estado a la orden del día. Stanley Javier, con sótano y medio, si vale el término en temporada y media de gestión al frente de los Toros del Este, ha sido uno de los primeros confirmados. Ser campeón o haber quedado eliminado en la regular han permitido a  Stanley, Manny Acta (campeón y sub campeón en dos años) y a Mallen Calac (repite en el cargo, no obstante otro año sin las Estrellas ver a linda, que ya suman 50) permanecer en el cargo.

El Club Atlético Licey consiguió el campeonato y sub campeonato en años seguidos, sin embargo nadie ha confirmado la permanencia de Junior Noboa en la gerencia azul. Unos fanáticos  que no están acostumbrados a subir al podio a buscar plata o bronce, están a la expectativa de los movimientos, si es que se hacen, del conjunto azul.

Los Gigantes fueron campeones de la mano gerencial de René Francisco en la temporada 2014-15. Desde que Samir Rizek tomó la presidencia de los Potros en el 2013-14, el equipo cibaeño tuvo a Pablo Peguero en su último de cinco años en el puesto, Francisco el año del campeonato, en tanto Yindo Francisco se montó en la barca mitológica de Caronte, pues ocupó el último puesto un año después del primer campeonato del equipo francomacorisano.

En los últimos dos años Ismael Cruz comandó a los Gigantes del Cibao, llevándolos en ambas campañas a encabezar la regular, mas sus resultados en el round robin (8-10) y (7-10), no pasaron de un tercer y último lugar en las dos  postemporadas. Los Potros, que accionan en el estadio donde más corre la pelota, no pudieron sumar un solo cuadrangular de sus jugadores  importados en toda la campaña en el Julián Javier, totalizando apenas dos tetrabases en 321 turnos oficiales (ambos en el Quisqueya Juan Marichal, con un promedio colectivo de .205 en la temporada, .191 en el round robin, agregando 79 ponches y 31 remolcadas).

Realmente los equipos no despiertan de la modorra del torneo, salvo las Águilas que están en la cúspide, y hemos visto en menos de una semana dos cambios de gerentes generales, en una liga cuyo oficio es tan complicado como los que  manejan una planta nuclear.

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